Como punto final de nuestro recorrido por La Habana es de obligado cumplimiento un paseo por el Malecón, que tiene una longitud aproximada de 7 kilómetros. Es uno de los lugares de encuentro y reunión de los habaneros y el lugar perfecto para sentarse a descansar y conversar cuando el día se acaba y poder aliviar un poco el calor sofocante de la capital cubana.
Por supuesto uno no se puede ir de La Habana sin inmortalizar este lugar tan significativo.
Como bien dices, el Malecón es mítico e imprescindible en una visita a Cuba. Debe ser impresionante y sobre todo los atardeceres ahí.
ResponderEliminarMuy buenas las fotos.